LA FUNCIÓN BARRERA DE LA PIEL: PARA QUÉ SIRVE

Para que nuestra piel se enfrente al paso del tiempo de la mejor forma, tenemos que conservarla en un estado saludable. Evidente.
Pero ¿qué significa esto de mantener la salud de la piel?
¿Cuál es la función barrera de la piel?
¿Por qué se daña la función barrera de la piel?
¿Qué ocurre cuando la función barrera de la piel se altera?
Cómo reparar la barrera cutánea de la piel
Ceramidas y probióticos: aliados esenciales de la función barrera
Un estado sano de la piel está directamente relacionado con su “función barrera” y con el equilibrio de esta mismísima. Con una barrera cutánea en perfecto estado y una buena hidratación de la epidermis, ya estaremos bien encaminados.
Vayamos por pasos.
¿Cuál es la función barrera de la piel?
Como el nombre indica, nos referimos a un doble papel defensor de nuestra piel: por un lado, el de protegernos de las agresiones externas como las del sol, de la contaminación, o de los microorganismos patógenos; y por el otro, el de contribuir a regular ciertos procesos internos esenciales de nuestro cuerpo como el de termoregularse o el de retener agua en nuestro interior.
Si hacemos un pequeño esfuerzo de memoria, recordaremos que nuestra piel está compuesta por tres capas, la epidermis, la dermis y la hipodermis. Cuando hablamos de función barrera centramos nuestra atención en los dos estratos más externos de la epidermis:
- El manto ácido, un sutil revestimiento compuesto por sebo, más superficial.
- El estrato córneo, por debajo. Está compuesto por células muertas, ceramidas y ácidos grasos.
Ambos componen nuestra barrera cutánea:

Si alguno de estos dos estratos presentan algún tipo de defecto, la función barrera de nuestra piel comienza a fallar y es cuando empezaríamos a notar algo raro; aparece la sensación de tirantez, sentimos la piel seca y apagada, aparecen enrojecimientos o irritaciones... Comenzamos a preocuparnos y a menudo, llegamos a la errónea conclusión de que tenemos una “piel sensible”, cuando la solución a nuestro problema es bastante más sencilla.
¿Por qué se daña la barrera de la piel?
Existen múltiples factores que pueden provocar alteraciones en nuestra barrera cutánea, desde una alimentación desequilibrada a una situación de estrés, la simple falta de descanso, la exposición prolongada al sol, los cambios bruscos de temperatura, el no beber suficientemente agua, el abuso del alcohol (que acaba deshidratándonos), el humo, la polución, etc.
La lista es larga y podría extenderse si incluimos las inadecuadas pautas de cuidado de la piel: una rutina de limpieza con jabones muy agresivos, una exfoliación exagerada o el abuso en concentraciones de retinoides o alfahidroxiácidos (AHA).
¿Qué ocurre cuando la función barrera de la piel se altera?

Cuando la barrera cutánea está en plena salud el manto ácido se mantiene intacto y las células del estrato córneo correctamente organizadas como si fueran unos ladrillos bien encementados con ceramidas y ácidos grasos.
Contrariamente, si la función barrera se altera, estos ladrillos pierden consistencia entre sí, provocando la pérdida de agua por evaporación. Seguro que habrás escuchado hablar de perdida transepidérmica de agua o TEWL (su acrónimo inglés). A esto nos referimos. Consecuentemente, la piel se deshidrata quedando más expuesta a la entrada de bacterias y otros patógenos irritantes.
La piel se vuelve seca y tirante, aparecen inflamaciones y rojeces, y en general se torna más apagada y más áspera al tacto. Con este percal no es de extrañar que la piel envejezca más rápidamente.
Cómo reparar la barrera cutánea de la piel
Para recuperar la eficacia de la función barrera hacen falta tiempo y constancia (unas 4 semanas, como mínimo).
Además de revisar los hábitos, es fundamental recurrir a productos formulados específicamente para restaurarla.
Nuestra Skin Barrier Ginkgo Gel Cream ha sido creada precisamente con este propósito: fortalecer, calmar e hidratar la piel desde su base. Su fórmula combina extracto de ginkgo, ceramidas, bisabolol y escualano, junto con aceite de albaricoque y cera de mimosa, para reconstruir la barrera lipídica y mejorar la capacidad de retención de agua.
El ginkgo biloba aporta un efecto antioxidante y protector frente a la contaminación; las ceramidas y el escualano ayudan a restaurar la cohesión celular del estrato córneo;mientras que el bisabolol y la cera de mimosa calman y suavizan la piel, reduciendo la sensibilidad y el enrojecimiento.
La textura, ligera y fresca, se funde al instante, proporcionando una hidratación profunda y duradera. Con el uso continuado, la piel recupera su equilibrio natural, se muestra más flexible, uniforme y luminosa.
Ceramidas y prebióticos: aliados esenciales de la función barrera
Las ceramidas son lípidos naturales que actúan como el “cemento” que une las células de la epidermis. Representan hasta un 50 % de los lípidos del estrato córneo y son responsables de mantener la piel fuerte, flexible y capaz de retener agua.
Cuando disminuyen —por edad, estrés o agentes externos—, la piel se vuelve seca, sensible y pierde elasticidad.
Por eso, reponer ceramidas mediante tratamientos tópicos como Skin Barrier Ginkgo Gel Cream es fundamental para restaurar la estructura y la función protectora de la piel.
Junto a ellas, los prebióticos cutáneos desempeñan un papel clave en el equilibrio del microbioma de la piel ese conjunto de microorganismos que actúan como una defensa viva frente a bacterias dañinas y agresiones externas.
Los prebióticos fortalecen las defensas naturales, reducen la inflamación y favorecen una recuperación más rápida de la barrera cutánea.
El resultado es una piel más resiliente, calmada y equilibrada desde dentro.
Pautas complementarias para reforzar la barrera cutánea
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Emplea limpiadores suaves y evita jabones o surfactantes agresivos.
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Reduce la inflamación con activos calmantes como aloe vera o té verde.
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Aumenta la hidratación con ingredientes humectantes como glicerina o ácido hialurónico.
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Incorpora antioxidantes y protector solar SPF 30 o superior en tu rutina diaria.
En resumen
Una piel sana empieza con una barrera fuerte.
Escuchar lo que tu piel necesita y ofrecerle fórmulas que restauren su equilibrio es el primer paso para devolverle su calma y luminosidad.

Sobre la autora
Farmacéutica y cofundadora de UMOA Cosmetics, Mafalda Soto cuenta con más de 15 años de experiencia investigando y cuidando una de las pieles más delicadas del mundo: la piel albina. Su carrera profesional ha estado siempre ligada a la salud y la inclusión social de las personas con albinismo en África, donde fundó la ONG Beyond Suncare, reconocida por Naciones Unidas como “Mejor Práctica” por su labor en la prevención del cáncer de piel y la mejora del acceso a la salud de este colectivo.
Desde UMOA, Mafalda impulsa una nueva forma de entender la cosmética: eficaz, respetuosa y con propósito. Su visión une la innovación científica con un compromiso real por un cuidado más consciente, donde cada gesto de belleza puede convertirse también en un acto de solidaridad.
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