cuidado facial

Tu piel tiene vida propia: millones de microorganismos trabajan cada día para mantenerla sana y equilibrada. Ese ecosistema invisible —el microbioma cutáneo— necesita estar bien alimentado para funcionar correctamente.
Ahí entran los prebióticos, imprescindibles de la cosmética para fortalecer la barrera cutánea, atenuar la sensibilidad y devolver a la piel su equilibrio natural.

En toda rutina de cuidado de la piel, hay un paso que nunca debemos pasar por alto: la limpieza facial.
Este es el primer paso de cualquier rutina antiedad, ya que nos ayuda a prevenir los problemas cutáneos que pueden derivar de la proliferación bacteriana en las áreas donde se acumula suciedad.

La falta de hidratación es una de las principales causas de piel seca, opaca y con signos prematuros de envejecimiento. Si sientes tu piel áspera, con descamación o molestias, es hora de mejorar tu rutina de hidratación.

El rostro puede perder su luminosidad por diversas razones. Factores como el estrés, la contaminación, la falta de sueño y la deshidratación son solo algunos de los culpables. El paso del tiempo y la exposición constante a los radicales libres pueden afectar la salud de nuestra piel, haciéndola lucir cansada y opaca.

Envejecer es inevitable, pero la forma en que cuidamos nuestra piel marca la diferencia. El well aging no busca detener el tiempo, sino fomentar un envejecimiento saludable, respetando las necesidades de la piel y potenciando su bienestar.